miércoles, 30 de octubre de 2013

NO VEO, NO ESCUCHO, NO OIGO
















La cultura del ‘no podemos hacerlo’ se transmite de boca en boca y como toda cultura de generación en generación. Por este motivo es que antes de contratar nuevo personal deberíamos escuchar cuáles son los ecos nocivos que aún viven en la organización. Si prestamos atención, no es difícil detectarlos: ‘hace años que aquí se hacen las cosas de esta manera’, ‘esto no se puede hacer’, ‘siempre nos hemos manejado así’, ‘presenté nuevas ideas pero aquí nadie escucha’, ‘me cansé de reclamarlo’, etc. Como ocurre con todo eco, de tanto repetirlo, se termina creyendo en él y a medida que pasa el tiempo, cada vez tenemos argumentos más contundentes para explicarle al personal nuevo ‘como son las cosas en esta empresa’. Ante un panorama tan desalentador será difícil retenerlos y si se alinean los planetas y tenemos suerte de encontrar alguno que se queda y además cuenta con la capacidad de asumir el desafío de cambio, deberíamos cuidarlo y ayudarlo a resistir.

La resistencia la ofrecerá el entorno, aquellos que conocen de memoria el reglamento de la cultura del ‘no podemos hacerlo’ y lucharán a capa y espada para resistirse a los cambios. Pensemos que si durante tantos años mantuvieron su puesto de trabajo en condiciones conocidas, la presencia de nuevo personal sumado a cambios de estrategia o gestión, los hará entrar en pánico.

En aquel equipo de ventas que comencé a entrenar a mediados del año pasado, no fueron pocos los vendedores que se resistieron a salir de su zona de confort. Pero hubo un caso en particular que grafica a la perfección este tema de ‘los ecos nocivos’ de los cuales estoy hablando. Una de las vendedoras sumaba a su resistencia al cambio, la capacidad de convertirse en líder negativo del grupo. En las reuniones de trabajo se mantenía en silencio y observaba atentamente los cambios positivos que se iban generando. Al término de la reunión y durante el transcurso de la semana, ese silencio se transformaba en eco, convertido en rumores que hacía correr a mis espaldas con el objetivo de desestabilizar los logros alcanzados. Cada vez que sutilmente intentaba poner en evidencia su actitud, ella lo negaba rotundamente y se esforzaba por hacerme saber que contaba con su colaboración. Hasta que un fallido la hizo pisar el palito. Profundizando sobre las fortalezas y debilidades personales que cada uno de ellos reconocía frente a su gestión comercial, realizamos un análisis FODA que me permitió personalizar aún más el entrenamiento individual. Preguntando sobre cómo se sentían frente a los cambios que habíamos realizado, esta vendedora puso como ejemplo a los tres monos sabios, aquellos que no ven, no escuchan y no hablan.

Ya de por sí es controvertido el significado de los tres monitos orientales, que originalmente no veían el Mal, no escuchaban el Mal, ni hablaban sobre él, basado en el código moral chino del santai, filosofía que promulgaba el uso de los tres sentidos en la observación cercana del mundo observable. Aunque muchos lo analizan desde otro punto de vista, en un sentido de rendirse al sistema, con un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción. 

Pero para no irnos por las ramas como hacen los monos, la anécdota más bien se enfoca en el fallido de esta vendedora que al responder sobre los cambios expresó: ‘no los veo, no los escucho y no los oigo’. No aclaremos que oscurece, ¿verdad?...


Es decir, ella se representaba a sí misma frente a los cambios como sorda y ciega, resistiéndose a verlos o a escuchar sobre ellos. Sin embargo no estaba muda y justamente eso era lo que estaba haciendo, generar rumores o ecos negativos basados en una visión cegada por la sordera. Solo cuando leyó sus pensamientos en aquel informe y después de lidiar con el asombro del fallido, no tuvo otra alternativa que admitir que no se estaba adaptando bien a los cambios. El recurso humano puede potenciar una estrategia o puede obstaculizarla y resulta imprescindible detectar a tiempo los obstáculos. 




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